Derechos del niño: garantía de participación en situación de discapacidad

Por Paula Torrico, directora Carrera Terapia Ocupacional UC, Departamento Ciencias de la Salud

Fecha: 23 de noviembre 2020

Como cada año, el 20 de noviembre recordamos el compromiso de proteger los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes, para garantizar su acceso a salud, educación y protección, así como el derecho a jugar y a que sus opiniones sean atendidas. Es una ocasión especial para que recordemos la importancia de trabajar por su bienestar.

Actualmente en el mundo, 385 millones de niños viven en la pobreza extrema, 264 millones no están escolarizados y 5,6 millones de niños menores de cinco años murieron el año pasado por causas evitables. En Chile, la población infanto juevenil, de 0 a 17 años, es de 4.259.155 y de ellos, 5,8% viven en situación de discapacidad.

La Academia, en su rol de formador de las nuevas generaciones de profesionales vinculados a la educación, al tratamiento y cuidado infantil, y al desarrollo de políticas públicas afines; cumple un rol preponderante en el fortalecimiento de redes interdisciplinarias que contribuyan al cuidado y la protección de nuestros niños, respetando sus particularidades, y en especial por aquellos en mayor vulnerabilidad: en situación migratoria, de discapacidad y víctimas de abusos y violencia.

De los 10 derechos fundamentales del niño y la niña, uno se relaciona con el derecho a la educación y a atenciones especiales de aquellos con alguna discapacidad permanente o transitoria, y otro se refiere al derecho a alimentación y a la atención de salud. Los terapeutas ocupacionales abogamos y compartimos estos derechos que se reflejan en nuestra práctica cotidiana. Brindamos atención niños, niñas y adolescentes física y/o mentalmente impedidos, quienes además viven en un entorno social del que depende su tratamiento, educación y cuidado especial.

La participación siempre será un desafío en la práctica de la terapia ocupacional, puesto que nos posicionamos desde los intereses del niño y la forma en que se involucra en diversas actividades cotidianas; es decir, cómo participa de ellas y en ellas. Todas las intervenciones planteadas desde la disciplina se centran en la participación del niño o niña.

De este modo, se identifican dos focos de intervención: por una parte los niños, niñas y adolescentes y por otra, los adultos que los rodean en sus diversos contextos. Para favorecer la participación se debe habilitar escenarios y capacitar o educar a los actores involucrados. Reconocer las formas y posibilidades de participación a las que tienen acceso los niños, permitirá al terapeuta ocupacional desplegar sus competencias y habilidades para una intervención efectiva.

El terapeuta ocupacional puede implementar diversas estrategias para garantizar esta participación, ya sea motivando a los niños desde sus intereses e identidad, así como articulando las necesidades de sus padres y cuidadores en la dinámica social y familiar. Son los objetivos de la intervención terapéutica el motor de búsqueda de dichos canales de participación y comunicación.

La práctica de esta disciplina debería aportar orientación a los adultos que favorezcan una real participación de niños, niñas y adolescentes, y apoyar la participación de éstos en ocupaciones significativas que le permitan un desarrollo satisfactorio y pleno de su niñez y adolescencia. Todos podemos y debemos colaborar desde lo simple y lo significativo, y principalmente utilizar el juego como lenguaje primario y natural de la infancia y actividades cotidianas, como una instancia de comunicación, educación e intervención cercana, efectiva y trascendente. ¿Te sumas?