Artículos
Luca Valera: Centro de Bioética UC
José Tomás Alvarado: Centro de Bioética UC
Ha sido usual criticar el posthumanismo por ser una especulación puramente hipotética sin conexión con nuestras posibilidades técnicas y científicas. Se argumenta aquí, sin embargo, que los desarrollos recientes para la producción de diferentes tipos de híbridos —como híbridos de cerdohombre— abren posibilidades reales para el programa posthumanista. El posthumanismo debe ser tomado en serio. En este trabajo presentamos las líneas centrales de la ontología y la ética posthumanistas, y también algunas razones para resistir su programa de transformación social y política.
Es notorio que las obras de ciencia ficción muchas veces han adelantado los descubrimientos de la ciencia «normal», abriendo la posibilidad de nuevos paradigmas de interpretación de la realidad. Los ejemplos de Frankenstein de Shelley, el Mundo feliz de Huxley, así como de la Trilogía de la Fundación de Asimov, son bien conocidos y han abierto muchas preguntas acerca del futuro de la humanidad, de nuestra relación con los desarrollos tecnológicos y de la forma de gestionar el poder que estos medios nos entregan. En ese sentido, la imaginación humana, que se expresa a través de la ciencia ficción, tiene un fondo de verdad cuando muestra al ser humano cómo podría ser su futuro, en el momento en que se radicalizarían algunas tendencias y posibilidades actuales.
Uno de los escenarios posibles para la humanidad futura es, muy claramente, la superación del ser humano mismo, tal cómo se ha desarrollado en su historia, con sus características, calidades y límites. En el pensamiento actual, dicha forma de repensar al ser humano ha sido muy a menudo identificada con los nombres de «trans-humanismo» y «post-humanismo», donde los prefijos «trans-» y «post-» expresan muy claramente la necesidad de superar una realidad que parece obsoleta, para utilizar la famosa imagen de Gunther Anders (2011). Dicha superación, contrariamente a lo que pasa con las otras especies, se caracteriza como una «evolución autodirigida» (Campa, 2010), es decir: «Los humanos son la primera especie que se hará a sí misma obsoleta, mientras que otras especies llegarán a ser obsoletas ya sea debido al desastre ambiental o debido a la competencia entre especies» (Lestel, 2012, 264-5).