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El diálogo bioético en las técnicas de reproducción asistida

Francisco J. León Correa: Doctor en Filosofía y Magíster en Bioética. Centro de Bioética, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile Correspondencia: gibioetica@vtr.net

En las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA) se enfrentan dos agentes morales en diálogo informado: el equipo médico y la pareja con problemas de infertilidad o esterilidad. Se entiende que el hijo es un bien humano básico para ambas partes.

Existen muchos estudios recientes acerca de Técnicas de Reproducción Asistida (TRA), sobre todo desde las consecuencias jurídicas de los contratos que se establecen y los límites jurídicos que éstos deben tener. Se enfrentan con gran fuerza bienes jurídicos protegidos por el Derecho -como son la vida, la filiación, los derechos de sucesión, los derechos del hijo- y los nuevos «derechos reproductivos», expresados en la libre elección de los procedimientos que los padres quieren usar para tenerlo. De ahí el enorme interés del Derecho por estos temas(1-3).

Se produce también un amplio debate entre los investigadores acerca de la eficacia de las diferentes técnicas -crecen las posibilidades con cada descubrimiento científico- y sobre el momento del inicio de la vida humana -cada vez conocemos más y mejor el desarrollo del embrión unicelular, las etapas previas a la implantación y los mecanismos que guían el desarrollo en los inicios de la vida humana. La ciencia puede proporcionar el conocimiento que sirva a una mejor comprensión filosófica: no es un tema de dominio exclusivo de la ciencia ni de la filosofía, por lo que ambas deben complementarse(4-6).

Han sido ampliamente analizados algunos de los problemas éticos que presentan estas técnicas, especialmente en lo que se refiere a los embriones congelados, a la experimentación con embriones «sobrantes», a su utilización para obtener «células madre» embrionarias(7,8) y, también, a la legitimación ética de las técnicas. Para algunos, la manipulación técnica del proceso de reproducción es legítima por la finalidad buena que pretende; para otros, es inmoral dado que irrumpe en el ámbito íntimo de la vida sexual de la pareja y «cosifica» la vida humana embrionaria, o la destruye, en el caso de los embriones «sobrantes».

Hay además un fuerte debate acerca de la finalidad terapéutica de estas técnicas y de la posibilidad -realidad ya en algunos casos- de que se extienda una mentalidad eugenésica con motivo del desarrollo de las propias TRA(9-12). La demanda social y las leyes del mercado, impulsadas quizás por expectativas desmedidas, pueden llevar a la ciencia médica a extremos insospechados, que abren interrogantes éticos sobre la finalidad misma de la medicina como ciencia(13,14).

Son más escasos los análisis éticos acerca de los fundamentos de la relación entre técnica, medicina y usuarios(15-17). En las TRA nos encontramos normalmente ante dos agentes morales -el equipo médico, por un lado, y los padres infértiles o estériles, por otro- quienes, mediante diálogo informado, establecen la utilización de una técnica médica con un fin determinado: proporcionar o tener un hijo. Se entiende que el hijo es un bien humano básico para ambas partes. En este artículo nos centraremos en este punto.