Discurso del Rector

Carlos Williamson: Prorrector

Discurso del Rector con motivo de la nominación del Centro de Geriatría y Gerontología como centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud.

El envejecimiento de la población es actualmente un tema que ocupa un lugar de preponderancia en la agenda pública mundial, a la luz de sus evidentes consecuencias en los planos económico y social. En los próximos 20 años las estimaciones indican que la población mayor a 60 años duplicará su actual tamaño, alcanzando 1200 millones de personas, de los cuales el 70% se concentrará en los países en desarrollo. En parte, la inquietud y en algunos casos la alarma frente a este fenómeno, radica en la percepción de que muchos países se encaminan a una inminente crisis económica por la imprevisión para brindar, razonablemente, coberturas asistenciales y programas adecuados de pensión para la vejez. Un reciente informe del Banco Mundial otorga especial incidencia en el fuerte aumento en los últimos años en las tasas de ahorro en Alemania, Japón y otros países asiáticos, precisamente a la necesidad de enfrentar las demandas futuras por jubilación debido a estos cambios demográficos. El caso de China muestra con dramatismo las consecuencias de la gradual inversión de la pirámide etarea y las secuelas que esto tendrá en el plano financiero y de servicios. En efecto, se estima que en las próximas cuatro décadas, el grupo social con edades mayores a los 50 años crecerá en alrededor de 400 millones de habitantes, mientras que el grupo etareo con menos de 50 años tendrá una caída de más de 160 millones de personas.

Es preocupante, sin embargo, que el envejecimiento mismo sea hoy percibido como un problema que molesta y distrae, y más que eso, como un estorbo, y no tanto como un reto para la sociedad en cuanto a experiencia positiva que vale la pena afrontar proactivamente. Se trata de cambiar el paradigma sobre el significado de la vejez. Se trata no solo de poner de manifiesto una suerte de sentimiento de gratitud de los jóvenes hacia quienes son depositarios de la memoria colectiva de una nación, sino también, ver en este proceso una oportunidad para abrir nuevos y valiosos cauces de participación social para un sector que tiene aún mucho que aportar.

La Universidad, desde hace varios años, ha tomado la iniciativa en el plano académico de la investigación individual y en la extensión, mediante cursos y programas para el adulto mayor, concientes de la responsabilidad que nos cabe en la búsqueda de propuestas novedosas y factibles. Fue en esa misma línea que se creó hace cinco años el Centro de Geriatría y Gerontología UC como un renovado paso, que se orienta a abordar el tremendo desafío que significa hacerse cargo de las múltiples necesidades de un sector, que solemos denominar pasivo, pero que mediante adecuados estímulos en el aspecto físico, intelectual y psicológico es capaz de ser útil, poniendo a disposición de otros el propio tiempo, las propias capacidades y la propia experiencia. La creación de este Centro de pensamiento en torno a la gerontología, responde también a la necesidad de abrir un espacio de reflexión y análisis sobre el problema de la vejez en América Latina, donde a veces caemos en el mito de suponer que no existen poblaciones envejecidas como en el primer mundo. Las estadísticas señalan que pese a los menores niveles de desarrollo, en naciones como las nuestras han crecido las expectativas de vida, lo cual, en un entorno de mayor pobreza relativa, hace aún más apremiante la búsqueda de soluciones para quienes entran en el llamado ocaso de la vida.

El carácter interdisciplinario de este Centro permite la necesaria convergencia de enfoques que se complementan entre sí y dan una solución integral al problema de la vejez. En efecto, la participación de académicos de las áreas de las Ciencias Sociales, Medicina Ciencias Biológicas y Economía y la gran experiencia que recoge el Programa del Adulto Mayor en sus 17 años de continua actividad, dotan a este Centro del conjunto de elementos que dan forma y garantizan una respuesta adecuada frente a esta urgente demanda social.

El Centro ejerce actualmente un liderazgo reconocido por sus variadas contribuciones en el plano académico. Cuenta con diversos trabajos de investigación, tanto nacionales e internacionales, se han publicado 16 libros y desarrolla un intenso trabajo de capacitación a profesionales en el área social y de salud.

Por lo mismo, la designación de nuestro Centro como eje colaborador de la Organización Mundial de la Salud, el único de Latinoamérica junto al de Brasil, no solo distingue a esta Universidad, sino también, es un reconocimiento y a la vez un reto para Chile de cara a su Bicentenario. En particular, nuestra tarea es agotar los esfuerzos por terminar con la inaceptable marginación que sufren muchos ancianos y lograr en la agenda país del futuro que las personas mayores cuales quiera sea su condición socioeconómica logren una plena y digna inserción en la sociedad chilena. Esto significa plantear como tarea el desarrollo y práctica de modelos éticos para el adulto mayor que pasan por el cuidado para los enfermos, el respeto a su persona en una sociedad como la nuestra que necesita con urgencia renovarse en humanidad, la solidaridad como deber natural de velar por los otros y una ética de la esperanza y fe en el porvenir.

Sr Presidente, a nombre de la Universidad, le agradezco su presencia en este acto y el apoyo brindado por su Gobierno en la designación del Centro de Geriatría y Gerontología como colaborador de la Organización Mundial de la Salud y le puedo asegurar que este estímulo nos insta a redoblar nuestros esfuerzos encaminados a proponer iniciativas que puedan orientar la política pública en esta materia. Como Universidad al servicio del país y de nuestra región suenan aún muy cerca las palabras de Juan Pablo II al señalar que: “la vida de los ancianos ayuda a clarificar la escala de valores humanos; hace ver la continuidad de las generaciones y demuestra maravillosamente la interdependencia del Pueblo de Dios. Los ancianos tienen además el carisma de romper las barreras entre las generaciones antes que se consoliden: ¡cuantos niños han hallado comprensión y amor en los ojos, palabras y caricias de los ancianos¡ y ¡cuanta gente mayor no ha suscrito con agrado las palabras inspiradas del antiguo proverbio que dice: “la corona de los ancianos son los hijos de sus hijos”.Muchas gracias.

Carlos Williamson
Prorrector